Un buen día te levantas por la mañana.
Temprano porque, aunque trabajes desde casa, tienes una reunión con tu equipo a primera hora para tratar un tema muy importante.
No te gusta madrugar, así que ya te levantas de mal humor porque te frustra el no poder decidir la hora de levantarte.
Para colmo, llega la reunión y hay cambio de planes: hay que rehacer gran parte del trabajo hecho durante las últimas 2 semanas… en 5 días.
Por dentro estas en un altísimo nivel de estrés, ademas del fastidio de madrugar, se acaba de unir un cambio de planes que te trastoca toda la semana, tienes que volver a hacer bastantes cosas y, encima, a la carrera.
Por tu cabeza solo pasan frases como “siempre igual”, “esto no puede ser así”, “si es que ya lo dije”, etc.
Te pasas el día con un enfado visible y casi que mejor no hablarte.
¿Sabes qué te dirían estoicos como Marco Aurelio, Epicteto o Séneca? “No libres batallas que no puedes ganar”
Céntrate en lo que controlas, hazlo lo mejor posible y asume con una gran maestría e inteligencia emocional aquello que no puedas cambiar.
Tómatelo con filosofía (estoica)
Piénsalo.
¿Qué sentido tiene librar una batalla que ya está perdida? ¿Vas a cambiar algo real con ello? ¿Luchas tú o tu orgullo? ¿Tu vida o tu día va a mejorar en algo o más bien va a empeorar?
Aplicado al ejemplo de antes…
¿Qué sentido tiene pasarte el día con la frustración de lo ocurrido? ¿Va a cambiar en algo la situación? ¿Va a mejorar tu trabajo o más bien va a empeorar? ¿Te vas a sentir mejor?
Porque puedes pasarte el día con un enfado mayúsculo y hacerlo todo de mala gana.
O puedes asumir que, no es una situación deseable.
Pero es una oportunidad para revisar los procesos y crear un plan para evitar estas situaciones ( p. ejem: Plan de Gestion de Riesgos)
También para volver a hacer todavía mejor aquello que requiere algún plan de mejora ( de tus sesiones de retrospectiva y análisis post-mortem)
Incluso puede que ese cambio con tan “mala suerte” sea el germen de la Buena Suerte y salga un nuevo y mejor proyecto que marque la diferencia de tu equipo y por ende, en tu liderazgo.
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